Ferias del Norte Grande Argentino: diversificar el consumo de arte contemporáneo
- coleccionismoconte
- 14 ago 2024
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En 2019 la región Norte Grande Argentino tuvo su primera feria de arte: ArteCo organizada por el Instituto de Cultura de la provincia de Corrientes. En 2024 se realizó la sexta edición durante el mes de mayo, mientras que en el mes de agosto se sumó una segunda feria para la región: FAS, Feria de Arte de Salta de la cual hablaremos en este artículo. Desde Coleccionismo Contemporáneo reflexionamos sobre lo que estas ferias emergentes significan para la región y el país, las posibilidades para dinamizar las escenas locales, las oportunidades de negocios y el futuro de la región desde la óptica del coleccionismo.

Fas 2024: una primera edición para posicionar la región NOA en el mapa artístico de Argentina
Desde 2023 el rumor generalizado era que, para este año, la provincia de Salta -en el norte de Argentina al límite con Chile y Bolivia- contaría con su primera feria comercial. Luego de un trabajo previo que aunó fuerzas entre fundaciones y el sector público y privado se desarrolló la tan esperada primera edición de FAS entre el 1 y el 4 de agosto. La cita fue en Punto Corp, un desarrollo inmobiliario de oficinas que todavía no se había estrenado en una zona de creciente desarrollo de la ciudad conocida como San Lorenzo Chico. Proyecto Norte, la empresa inmobiliaria ligada a este desarrollo, fue el aliado número uno para que la feria pudiese concretarse al ceder un espacio que hizo brillar las propuestas de las galerías. Además de esta empresa, la feria estuvo gestionada por la fundación AccionArte coordinada por los coleccionistas Virginia Blaquier, Alfredo Muñoz y Esteban Drincovich y el estado provincial mediante la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de la provincia de Salta dirigida por Claudia Lamas.
La feria contó con la participación de 34 galerías, gestiones en artes visuales y colectivos que presentaron más de 250 artistas con abrumadora mayoría de productores locales del noroeste argentino. Las galerías y gestiones participantes fueron:
La Huella (Salta)
Kiosko (Salta)
Alnorte galería (Salta)
Espacio Rayuela (Salta)
La Arte (Salta)
Galería Eventual (Salta)
Mamoré (Salta)
Nativa Arte + Diseño Susana Rocha (Salta)
Remota (Salta)
BaC (Salta)
Maleza (Tucumán)
Linde (Tucumán)
Espacio Nuevo (Tucumán)
Biomba (Tucumán)
Nivel 2 (Tucumán)
Rusia (Tucumán)
Estudio Abasto (Tucumán)
Radar (Tucumán)
Fausto (Tucumán)
Julia Baitalá (Buenos Aires)
Serna (Tucumán)
Diego Obligado (Santa Fe)
Biga (Buenos Aires)
Local 15 (Santa Fe)
Quilla (Jujuy)
Yu&Va (Santiago del Estero)
Casa Taller Alto La Viña (Jujuy)
Sasha (Córdoba)
Ronda Colectiva (Salta)
Siwok (Salta)
Galería Paraíso (Salta)
Proyecto Tres (Salta)
Artelier (Salta)

Gran parte de estas galerías pertenecen a una asociación de reciente creación: Circular Norte que agrupa a galerías de la región Norte Grande Argentino. La asociación tiene por objetivos consolidar el circuito de galerías, reconocerse como sector productivo y generar políticas y estrategias de visibilidad, acceso y proyección tanto nacional como internacional para las galerías representadas. Circular Norte no es un producto surgido al azar, sino que se alinea con un proceso de institucionalización y reconocimiento del sector como elemento fundamental en la construcción de valor agregado al trabajo de los artistas, desarrollo de carreras y proyección internacional. De la misma forma en que vimos surgir en el transcurso de estos años otras asociaciones de galerías como Faro en Córdoba, Giro en Santa Fe, Cuero en Patagonia o Junta en la provincia de Buenos Aires, Circular Norte viene a representar los intereses de las galerías de esta vasta región argentina.
Un aspecto importante a remarcar de esta primera edición de FAS fue el trabajo realizado en la captación de nuevos públicos y el fuerte impulso al desarrollo del coleccionismo real y potencial. La organización atrajo a un número significativo de coleccionistas nacionales de Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Córdoba y otras provincias. A diferencia de otras ferias regionales en donde los coleccionistas pueden ser simplemente otros visitantes invitados por la organización sin un impacto real, en esta oportunidad cumplieron una labor vital no sólo en la compra (con números récord para ferias regionales), sino en la comunicación, compromiso y apertura para generar lazos de confianza y una red de trabajo que ahora se extiende a escala verdaderamente nacional. Muchos galeristas se toparon por primera vez con nombres reconocidos del coleccionismo argentino como Juan Cambiaso o José Luis Lorenzo y este contacto sirvió para desmitificar la práctica del coleccionismo como algo inaccesible y reservado para una élite.
Por otro lado, los premios orientados al fomento de la producción de artistas y apoyo al trabajo de las galerías como los premios In Situ -otorgado por los coleccionistas Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone- o el premio Fausto -otorgado por los galeristas Segundo Ramos y María Lilia Peña- pusieron en valor y remarcaron una clara orientación en las poéticas que, como escena, se intenta mostrar hacia afuera. El premio In Situ fue otorgado a tres artistas de la región: María Daud de la galería Yu&Va de Santiago del Estero, Karla Buzó de La Arte contemporánea de Salta y al ceramista wichí Eugenio Martínez representado por Diego Obligado de Rosario. Por otro lado, el premio Fausto se otorgó a Matías de la Guerra de Remota galería de Salta y Emilia Ferreyra de Arte Siwok.

Entre la federalización y la sobreoferta
El diagnóstico general del circuito de ferias regionales argentinas apunta a una saturación del mercado por la sobreoferta en la producción y los bajos niveles de compra, casi siempre ligados a unos pocos actores que sostienen el circuito. Sin embargo, los números de esta feria apuntan a un boom en las ventas difícil de interpretar en el contexto económico del país. La excepcionalidad de FAS 2024 puede tener su explicación en el trabajo concienzudo de la organización para atraer a los compradores potenciales, el gran nivel en la selección de los artistas por parte de las galerías, la magnitud del evento con un programa paralelo de actividades que potenció las ventas y el hype de ser la primera edición.
La fotografía que nos llevamos de FAS deberá ser contrastada con las próximas ferias nacionales como Affair (de Buenos Aires), MAC (de Córdoba) y en menor medida +Feria (de Santa Fe) y A362 (de Chaco) para tener una imagen más ajustada de dónde estamos parados en términos de mercado. Arteba, por otro lado, plantea una lógica diferente a las ferias regionales en tanto se presenta como el evento que acapara la atención nacional, organiza el calendario del circuito y marca el ritmo de las ventas a través de sus programas de adquisiciones y de coleccionistas.
Todavía es muy pronto para pronosticar el desarrollo futuro de las ferias regionales, cuáles perdurarán en el tiempo, cuáles se reformularán y cuáles desaparecerán, al menos como modelo “feria de arte”. La sobreoferta sigue siendo un dato evidente al analizar la relación entre las ferias y la masa de coleccionistas y compradores dispuestos a invertir o ampliar sus colecciones. Las galerías de arte son conscientes de este problema y deben hacer un trabajo minucioso en la selección de las ferias más convenientes a sus intereses y escalas de gestión. Las galerías emergentes y con menos disponibilidad económica tienen mejores perspectivas de poner en valor a sus artistas en las ferias más pequeñas donde la admisión no está condicionada por un coste económico. Las galerías más consolidadas y con un mayor respaldo tienen a disposición ferias como Affair o el MAC de Córdoba que les otorgan una plataforma de proyección más importante para sus artistas.
Por otro lado, la sobreoferta también obliga a las galerías a redoblar sus esfuerzos en áreas críticas de su trabajo: destacar y poner en valor sus artistas dentro de una masa inmensa de productores, ampliar la cantidad y calidad de su red de compradores y coleccionistas, generar estrategias económicas que les permita dar el salto de calidad para ingresar a vidrieras más importantes (y onerosas) que les permita alcanzar un nuevo nivel de ingresos, etcétera. La nueva realidad del sistema de ferias nacionales en Argentina, plantea también nuevas hojas de ruta para las galerías emergentes. El tradicional paso previo de una galería por Arteba para luego pensar en una internacionalización ha comenzado a relativizarse, en parte porque las ferias regionales ya suponen un trabajo de gestión y niveles de compras en ciertas galerías que sirven para posicionarse, en parte porque los procesos de inscripción y legitimación de una galería se han diversificado por fuera de los circuitos tradicionales como Arteba. Galerías del norte argentino como Remota de Salta o Yu&Va de Santiago del Estero han participado en la feria ARCO de España o Pinta PArC de Perú respectivamente y esta última sin nunca haber participado de Arteba.

Ciertamente la federalización de la escena nacional es un deseo arraigado en las galerías que tienen su base en provincias y, claramente, es un horizonte de trabajo para todos los actores involucrados. Meridiano, la asociación nacional que agrupa a las galerías argentinas también está tomando cartas en el asunto y revisitando formatos de gestión de proyectos previos que apuntan a dar mayor visibilidad a lo que pasa en el llamado “interior”. Por mencionar un ejemplo, el proyecto NODO que agrupaba a las galerías de la asociación en un evento centralizado en Buenos Aires se modificará en próximas ediciones para regresar a un formato surgido en pandemia: Panorama, que sumaba otras galerías y espacios de arte no directamente vinculados a la asociación en un modelo más descentralizado.
Pienso que el trabajo a futuro es avanzar en un modelo federal del mercado nacional más equilibrado que, por un lado evite la sobreoferta de productos ajustando las escalas y los procesos de selección de las ferias regionales para permitir optimizar el trabajo de las galerías y, por otro lado, sostener todo lo bueno de la vidriera que significa Buenos Aires para apuntalar el trabajo de las galerías a nivel nacional y su proyección internacional.
Las ferias como oportunidades comerciales
La Feria de Arte de Salta mostró los niveles de excelencia al que las galerías del norte argentino han llegado. Desde la conciencia del asociativismo para unificar una política sostenida en el tiempo, hasta cuestiones de gestión puntuales como seguros y convenios de transporte de obra vimos una sana madurez en su gestión. Las redes de trabajo generadas por las galerías en su conjunto aún no plantean una masa crítica significativa de compradores y coleccionistas comprometidos con la puesta en valor de sus artistas, pero es justamente en este espacio de convergencia que marcan las ferias donde esas redes deben ser potenciadas. Las ferias, en este sentido, deben ser oportunidades comerciales para las galerías dejando en evidencia la matriz mercantil de estos eventos.
Entender las ferias de arte primariamente como oportunidades comerciales, permite orientar el esfuerzo tanto de la organización como de las galerías para generar estrategias de encuentro entre los artistas y sus compradores. La consigna es abrir puertas y generar instancias de intercambio, conseguir coleccionistas para las galerías que invierten dinero, tiempo y esfuerzo de gestión en la carrera de sus artistas. Ferias y galerías deben entrar en una sinergia potenciadora que permita poco a poco elevar la calidad del trabajo: los niveles de exigencia deben avanzar paralelamente. Reconocer el carácter comercial de una feria, no significa desconocer el carácter cultural del evento y todo lo que este aporta en función de desarrollo local en áreas como cultura, turismo, gastronomía y hotelería. Unir lo comercial y lo cultural como propósito de una feria, es colocar el acento en el espacio de articulación entre actores donde todas las partes implicadas ganan al mismo tiempo.

Las ferias como una oportunidad para dinamizar la escena
El caso de Salta fue un claro ejemplo de cómo un evento de esta envergadura puede, si no dinamizar la escena, al menos plantear las bases para el trabajo a realizarse a futuro: una hoja de ruta clara que nos sirve para orientar el trabajo de gestión. Paralelo a la feria como el evento principal, la escena se lució presentando muestras de gran nivel en sus dos museos principales: el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Bellas Artes. Ambos espacios estuvieron dedicados a mostrar artistas locales desde una perspectiva de pluralidad que deja en evidencia las complejas líneas de producción históricas y estilísticas de la región tanto modernas como contemporáneas.
Por otro lado, las galerías, los artistas y colectivos de artistas de la ciudad también dieron un paso adelante para apuntalar la feria con eventos que la acompañaron. Remota galería dirigida por Gonzalo Elías y Guido Yannitto abrió sus puertas con una visita guiada a la muestra “Arde hasta encontrar un lugar” de Ivana Salfity con curaduría de Guadalupe Creche; también la galería BaC coordinada por Matías Bassani inauguró nuevo espacio en la ciudad y hubo diferentes acciones a cargo de artistas locales entre las que se destacó la performance “Tecnología del aliento” de Roxana Ramos, artista e investigadora salteña, realizada en la cumbre del cerro San Bernardo. La semana de feria también tuvo visitas a talleres de artistas, trastiendas temporales de galerías locales y eventos particulares orientados para coleccionistas entre los que destacó el NOA Open House organizado por las galerías Eventual, Maleza, Linde y Julia Baitalá.
Coleccionismo local y coleccionismo externo: repensar los modelos
Las charlas con los organizadores de FAS y los galeristas participantes dejó en evidencia que el modelo a largo plazo para la sustentabilidad de la feria es consolidar el coleccionismo local y reducir la dependencia del coleccionismo externo. Romper el esquema de “traer compradores desde el centro” y comenzar a generar compradores y coleccionistas locales es la difícil tarea a la que se enfrentan todas las ferias regionales. Este problema no puede ser abordado ni resuelto por una vocación individual, sino que es algo que el sistema en su totalidad debe encarar. Se debe estructurar una feria sólida y atractiva para el comprador local, que respete la pluralidad de poéticas de la región con un sólido proceso de selección y en la cual se vea reflejado el concurso de todos los sectores: galerías y artistas, asociaciones y fundaciones, el estado provincial y municipal, las cámaras de comercio y de turismo, las empresas privadas y los coleccionistas y mecenas locales. Todos alineados para seguir expandiendo el horizonte del coleccionismo en la región.
La Fundación AccionArte, coordinada por Alfredo Muñoz, Virginia Blaquier y Esteban Drincovich, ha sentado las bases para desarrollar un coleccionismo regional y federal que pueda expandir la mirada hacia nuevos mercados, nuevos artistas y nuevos modelos de colección. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer, principalmente en la conformación y consolidación de un coleccionismo local que incentive la compra de arte paralelamente a la realizada por los coleccionistas externos.

La feria como dispositivo de comunicación
Por último, permítanme hablar en este apartado final como un trabajador de las artes y habitante de la región norte de Argentina para dejar algunas reflexiones situadas que, claramente, no agotan el amplio campo de ramificaciones que plantean las ferias regionales. Creo que las ferias de arte son una gran oportunidad de que el otro nos vea, pero también una gran oportunidad de pensarnos a nosotros mismos disputando las representaciones que desde el “centro” se tienen sobre nuestro trabajo. En este sentido es necesario entender las ferias como un “dispositivo de comunicación” que debe ser diseñado al detalle para potenciar una mirada autorreflexiva, marcar una posición clara y un recorte estratégico del vasto panorama artístico de la región.
Esta primera edición de FAS ha demostrado la calidad del recurso humano implicado en su organización y en las diferentes propuestas de las galerías locales en el trabajo curatorial. Galerías como Biomba, Remota, BaC o La Arte han llevado a la feria a niveles de excelencia propios de escenas más consolidadas. Sin embargo, la pregunta por el “¿cómo queremos que el otro nos vea?” sigue siendo un elemento importante en el diseño de una feria. Se debe hacer un esfuerzo consciente y sistémico para inscribir la feria en una narrativa propia que potencie el trabajo de artistas y galerías de la región y no reproducir los imaginarios de lo que es esperable de nuestra escena desde una mirada externa. Revertir los imaginarios de un espacio poco desarrollado y periférico que encasilla nuestra producción y su valor sólo en artistas de “raíz originaria” es un desafío que tenemos por delante. Paralelamente al triunfo de Gabriel Chaile o Claudia Alarcón y la puesta en valor de las producciones comunitarias, que por primera vez logran sortear el linde entre lo “artesanal” y lo “artístico”, debemos ser también capaces de mostrar la pluralidad de poéticas y estéticas de la región. No sólo pensar en lo que el sistema global demanda en estos momentos, sino mostrar la diversidad de nuestra matriz productiva porque así como las modas del mercado llegan, también se van.
Nuestras escenas provinciales siguen procesos propios, diferentes a los que siguen las capitales del arte. Ciertamente tenemos espejos en los cuales reflejarnos, pero esos procesos globales se imbrican con las tradiciones locales que siguen su curso propio a través de poéticas situadas. De allí que las galerías y los espacios feriales sean los espacios naturales que nos permitan generar estrategias de comunicación para mostrar esa diversidad.
En definitiva y volviendo al tema central, las ferias son oportunidades comunicacionales y debemos aprovechar esa circunstancia para incorporar la pluralidad de una región tan vasta como el Norte Grande Argentino y no reproducir una mirada homogeneizante sobre la escena. Como región nos enorgullece que los artistas de “raíz originaria” triunfen en el contexto global, que las comunidades desplazadas por la historiografía oficial puedan ser incorporadas al canon del arte, o que se reivindiquen las técnicas y oficios tradicionales como el textil y la cerámica restituyéndoles un lugar en el arte con mayúsculas para redimirlas de su olvido histórico. Sin embargo, nuestra escena regional es mucho más que eso y la Feria de Arte de Salta ha puesto en evidencia esa pluralidad. Ahora es tiempo de plantearnos una estrategia de comunicación que apunte a diversificar la oferta artística en un contexto de mercado altamente competitivo.
Luis María Rojas
Para Coleccionismo Contemporáneo
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